lunes, 7 de septiembre de 2009

El concepto clásico de Enfermedad y la Enfermedad mental ¿la Pisiqiuatria biologica es la verdad?

La salud es definida por la Organización Mundial de la Salud como “un estado de bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedad”, siendo además la salud mental entendida como “el bienestar emocional y psicológico de la persona en el cual ésta pueda utilizar sus capacidades cognitivas y emocionales, funcionar en sociedad, y resolver las demandas ordinarias de la vida diaria”. Si bien esta definición parece por un lado dejar de lado las concepciones en las que un especialista sea quien juzgue si el organismo está “adecuadamente sano” desde y sólo desde su propia perspectiva médica, no deja por otro lado claro acerca de quién define el criterio acerca de cómo la persona funciona en sociedad y resuelve las demandas diarias. Es la Medicina (particularmente la Psiquiatría) como disciplina de la salud la que en rigor define los parámetros sociales de lo que se entenderá por saludable y por enfermo, utilizando así el mismo concepto para lo que es la salud mental.

La Psiquiatría actual con su modelo biológico, postula que la Depresión, la Psicosis, los Trastornos Bipolares y de Pánico, las Obsesiones y otros, tienen un origen bioquímico y genético, por lo cual deberían ser tratadas con medicamentos. Por otro lado, en una conferencia realizada en la Universidad de Chile, Ruiz (2004) presenta interesantes y objetivos datos que critican la visión médica de la salud mental: una doctora e investigadora británica llamada Mary Boyle menciona que uno de los aspectos más intrigantes acerca de la literatura médica sobre la Esquizofrenia, es la falta de evidencia directa que sostenga la idea de que esta es una enfermedad del cerebro. Otro autor de apellido Pam, nombra la falta de evidencia que describa cuáles son los defectos genéticos y/o bioquímicos relacionados con la totalidad de Trastornos Psiquiátricos existentes en los manuales médicos. El mismo autor acusa que los datos que validan la teoría de las enfermedades mentales no satisfacen los estándares de calidad científica ya que son poco objetivos y sesgados, manipulados por un pensamiento reduccionista que solo enfatiza el aspecto biológico sin mirar e modo realista el resto de las variables en juego. Por tanto, la pregunta obvia es ¿por qué a pesar de la falta de evidencia seguimos pensando que existen enfermedades mentales con base genética o déficits biológicos? Según esta misma autora, la respuesta es simplemente porque la Psiquiatría al tener la noción que este tipo de trastornos son de origen cerebral, genético o bioquímico, no llegan a tomar en cuenta la evidencia empírica, con todas las consecuencias que esto tiene en los tratamientos médicos que recibe la población. Bentall, también refiriéndose sobretodo a la Esquizofrenia y la Depresión, postula que muchos enfoques actuales en relación con el problema de los trastornos Psicológicos sugieren que la Psiquiatría actual (de orientación biológica), la cual es la responsable de catalogar de enfermedades mentales a la mayoría de los trastornos Psicológicos, no tiene el rigor científico que dice tener, siendo biológicamente reduccionista y distorsionando y tergiversando la investigación.

En cuanto a las consecuencias, otro autor llamado Breggin postula incluso a esta rama de la medicina como “Psiquiatría Tóxica”, abriendo un gran debate acerca del gran desarrollo de la industria farmacéutica como consecuencia (en los años 90, la Fluoxetina reportó a los laboratorios Norteamericanos en un solo año, más ingresos que el producto interno bruto de varios países latinoamericanos) de los efectos colaterales de los medicamentos, y de como la mayoría de estos no son resultado de la investigación sistemática sino que han sido descubiertos por azar. Resulta curioso conocer el dato de que la 3º Edición del Manual de Enfermedades Mentales DSM-III (el usado consensualmente en todo el mundo por los Psiquiatras) fue un best-seller, habiendo reportado su primera edición del año 1980 una ganancia de casi 10 millones de dólares a la Asociación Psiquiátrica Americana. En este punto Bentall menciona el concepto de “industrialización de la Psiquiatría”, señalando con esto a la disciplina como una industria con jugosas ganancias económicas, y que las decisiones científico-teóricas poseen más una base política y económica que científica. Cabe destacar que el objetivo de la crítica no es anular el rol médico en salud mental, sino el manejo monetario de éste y al permanecer adherido a ideas y paradigmas obsoletos, no contrastando sus ideas con otras disciplinas y metodologías.

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