domingo, 6 de septiembre de 2009

sobre el libro

Despertando el Don Bipolar

Es correcta esta perspectiva?
¿No será demasiado esperanzadora?
¿Es posible pensar que un cambio de actitud sobre la bipolaridad puede llevarnos a procurar una ayuda significativa a estos pacientes?

Muchas veces me hago estas preguntas y siempre llego al mismo lugar: ver a personas que han recuperado su salud y su vida, sin mutilarse ni restringirse, y con deseos de construir día a día su felicidad junto a otras, es un testimonio elocuente de que algo de razón hay en estos planteos y en el accionar terapéutico consecuente con ellos.

Es bueno insistir en el hecho de que no se trata sólo de propuestas genéricas, sino que conllevan consecuencias prácticas y técnicas concretas (que son exploradas a lo largo del libro), dirigidas y ordenadas en función del objetivo central que es despertar el don bipolar. Todas estas prácticas y estas técnicas están basadas en una cierta filosofía de trabajo que quiero acabar de explicitar. Veamos:

Existen en la terapéutica tres grandes vías de curación, que coinciden con tres grandes vías de evolución: el amor, la sabiduría y el poder.

La primera vía se refiere a cómo nos transformamos por la alquimia de los ligaduras afectivas. Dado que ningún encuentro es casual y como toda relación nos pude cambiar para mejor, si nos abrimos a una experiencia de auténtico encuentro con otra persona, podemos tener la esperanza de acceder a la sanación de nuestras heridas más profundas. ["Si el mundo fue ya no será una porquería, / porque en el mundo vivimos vos y yo" (Horacio Ferrer).]

La segunda, consiste en el proceso de aprendizaje que no se reduce al mero conocimiento intelectual ni académico, sino que se extiende a la comprensión de la conexión entre todos los aspectos de la existencia y todas las modalidades de la sabiduría. (Una curiosidad -una de las tantas que siempre nos depara la etimología de nuestra lengua-: la palabra "saber" viene del latín y tiene la misma raíz que "sabor". Para los antiguos, un sabio era, sobre todo, aquel que sabía saborear la vida.)

La tercera, no alude al dominio sobre los demás o sobre la naturaleza, sino al poder de convocar y suscitar en uno y en los otros las energías autocurativas capaces de transformar el dolor en felicidad para lo que nos reste de vida, y así poder afirmar como Efraín Huerta que -a pesar de la metáfora fatal y manriqueana de "mar = morir"-: "Nuestras / vidas / son los / ríos / que van / a dar / al / amar / que es / el vivir".

Estos tres caminos son los que hay que hacer converger en el tratamiento de los pacientes bipolares: un amor capaz de ejercer una acción benéfica de metamorfosis sanadora; una sabiduría suficiente que permita comprender las razones y los sentidos de un síntoma como un indicador de una lección que se debe aprender, y el poder de hacer resurgir, desde dentro de la persona, la potencia y el impulso buscador del equilibrio y la salud, y la fibra para dejar atrás las ataduras y fijaciones del pasado.

Desarrollar una terapéutica amorosa, sabia y poderosa ha de ser el propósito que impulse la práctica clínica y lo que todo paciente debe buscar en un tratamiento con el cual se comprometa. Sobre la base de estos valores y criterios es como podrán desplegarse los caminos o vías concretas para la recuperación del equilibrio perdido y del despertar de los talentos dormidos.

En este sentido, y en paralelo a la instalación del eje interior (del cual ya hablamos), acto que casi se convierte en un hecho ritual en el bipolar, los talentos que hay que avivar, para ayudar al proceso de sanación son: creatividad, capacidad de detenerse en los matices, asertividad (fruta madura de la intuición), diversidad (flexibilidad mental) y capacidad de servicio. Éstos son verdaderos poderes curativos por sí mismos, sobre los cuales nunca es suficiente la insistencia (y sobre los cuales aquí solo escribiré algunas líneas, ya que luego serán abordados extensamente).

1. El camino de la creatividad

La curiosidad alimenta la creatividad. El espíritu creativo camina por el mismo sendero que la bipolaridad y esta sintomatología es el resultado, en mucho, de un potencial creativo no desarrollado, mutilado o enfocado equivocadamente. De tal manera que, aunque la creatividad no es el privilegio de algunos sino una característica del ser humano, existen personas que poseen un auténtico talento creativo.

Se asocian a creatividad conceptos como innovación, ingenio, genio, invención, intuición, originalidad, y el mismo término sugiere, también, idea de renovación (renacer cada día), variedad de experiencias, realización, superación y crecimiento personales por medio de la expresividad, capacidad de adaptac ión a situaciones y problemas nuevos, multiplicidad de alternativas, sensibilidad...

Si revisamos este listado vemos toda la influencia que el despliegue de la capacidad creativa puede tener en la sanación de una persona y en especial del bipolar, ya que mucho de lo mencionado constituye rasgos de su personalidad que se encuentran mal encauzados. Como una talla en madera sin concluir, el bipolar tiene las asperezas naturales de algo interrumpido en su fin. Convocarlo a crear lima dichas asperezas y suaviza su carácter y le permite adquirir una disposición a canalizar por esa vía la energía que, de otro modo, se descargaría en la oscilación.

Cuanto más crea el bipolar, más se equilibra, ya que la persona creativa puede escapar a la presión del Inconsciente y los conflictos, expresando sus demandas, mientras que el bipolar sucumbe ante ellas.

Por otra parte he aprendido (sobre todo, en carne más propia de paciente que de terapeuta) que una buena actividad creativa sustituye una parte de la medicación. No es éste el lugar para desplegar estos hechos, pero se hace necesario que mencione, al pasar, que la creatividad provoca un proceso de balance interesante de la bioquímica cerebral, que no sólo mejora el estado general del paciente, sino que le permite disminuir sus dosis de fármacos por compensación de la estimulación en la producción de "drogas" endógenas.

2. El camino de los gradientes

Hemos insistido en varios lugares (y volveremos a hacerlo) en la necesidad que tiene el bipolar de aprender a detenerse en los matices, experiencia que debe acontecer en todos los planos: sensación, palabra, ideas, vínculos...

El bipolar no tiene grises. Es común que, por ejemplo, cuando narra algún episodio de su vida, enuncie un titular (tipo periodístico) y prosiga, como dando por sentado que todos han entendido con esta media palabra la totalidad del asunto. Allí los gradientes consisten en pedirle detalles, es decir, que la persona aprenda a modular la información y a "armar una secuencia". Hay técnicas de texturas en las cuales se le pide al paciente que vaya tomando contacto con diferentes sensaciones táctiles. Lo mismo con el color, la música, la intensidad vocal, los sabores... ¿Qué se busca con ello? Que la persona se detenga y experimente intermedios, medios tonos, escalas, y esa experiencia, que al principio es fundamentalmente sensorial y corporal, se va haciendo no sólo cuerpo sino inscribiendo también en el psiquismo. Entonces, a medida que la persona va pintando con matices, modulando su voz como canto, registrando y diferenciando dejos y tonillos, va asimilando una mayor capacidad de ampliar su arco emocional y disminuyendo su oscilación extrema.

La sucesión pausada es un concepto que escapa de la mente del bipolar cuando funciona inadecuadamente. Su anexión a su vida implica un paso significativo de crecimiento hacia la salud que se va a traducir en sus vínculos, sus afectos, sus rendimientos y su vaivén.

3. El camino de la asertividad

La asertividad es la expresión, en la conciencia, de la actividad intuitiva, reconocida y aceptada. Ser asertivo es tener certidumbre, firmeza y determinación, y la asertividad es una afirmación con conciencia de realidad, un juicio que surge como inmediato, sin duda alguna que lo empañe, sobre una situación o persona en concreto.

Ser asertivo implica, entonces, dominar una excelente capacidad para darse cuenta en qué medida los hechos, las personas, los encuentros y cualquier evento nos afecta en particular, y a partir de este "conocimiento asertivo", proceder en consecuencia, sin desvíos, sin miedos, sin encubrimientos y sin incertidumbres.

El neologismo "asertividad" deriva de la palabra latina assertio y significa "aserción, aseveración, afirmación", y por extensión se le puede dar el sentido de afirmación de la propia personalidad, confianza en sí mismo, autoestima, aplomo, fe en el éxito, verdad, vitalidad pujante, comunicación segura y congruente...

En suma, ser asertivo significa aceptar la responsabilidad de las propias acciones y ser capaz de expresar los pensamientos y convicciones de una manera clara y honesta.

Tan sólo con volver sobre estas líneas apreciamos que tal cualidad está ausente en el bipolar, pero no de una manera estructural, sino meramente funcional, ya que éste posee una gran intuición.
Ahora bien, la asertividad está faltante en el bipolar cuando él no es consecuente con lo que intuye; por otra parte, su dependencia, su necesidad de ser querido y la inseguridad lo alejan de la firmeza y la determinación.

El bipolar, en este terreno, es como una hoja al viento, parece carecer de convicciones sólidas, o cuando las tiene, éstas son más una expresión de fanatismo que auténticas opiniones personales. Por lo tanto, necesita desarrollar fuertemente sus capacidades asertivas y, cuando lo logra, ocurre que mejora de manera sensible su vida, sus relaciones y su comunicación y, por otra parte, reduce sus niveles de oscilación desproporcionada. La Psicología Cognitiva y las técnicas de trabajo asertivo brindan excelentes herramientas para ayudar en este campo.

4. El camino de la diversidad

Aquí nos encontramos con toda una temática bipolar que gira en torno de abrirse a lo diferente sin perder el eje, ser flexible sin volverse un "flan", ante el miedo no amurallarse tras la obstinación, ser resistente pero no duro, ser dúctil pero capaz de sostener las propias convicciones, ser tolerante, negociador y elástico evitando la rigidez, la inflexibilidad y la intransigencia.

La diversidad es en lo mental, lo que la tolerancia en los vínculos, lo que los matices en lo afectivo y la flexibilidad en el cuerpo. Un cuerpo enmohecido refleja una mente cerrada. Un afecto estancado es semejante a un músculo envarado. De manera que un vínculo obsesivo, una emoción atascada, un organismo entumecido y un pensamiento dogmatizado confluyen hacia formas de manifestación diferentes del mismo conflicto. Es "el mismo perro con distinto collar".

La diversidad, en todos sus ámbitos, genera vigor, fluidez, amenidad, conexión y balance, y nos aleja de la monotonía y la indiferencia.

La diversidad también se relaciona con la pluralidad y la abundancia. Ser plural es la condición de ser propicio a aceptar lo distinto. Por este sendero, al estar en contacto con otros puntos de vista y admitirlos como válidos, no sólo nos mantenemos vivos y en movimiento sino que además nos enriquecemos y nutrimos, abriéndonos a la abundancia.

Tanto las técnicas corporales, como las psicológicas, y las artísticas y expresivas, como el arte dramático, el baile, la expresión corporal, e inclusive ciertos deportes fomentan el desarrollo de esta cualidad que permite al bipolar concebirse como uno en la diversidad, ser espontáneo, recuperar autoestima, no cerrarse a la interacción ni a las ideas y alejarse tanto de la actitud de huida de las experiencias nuevas como de la repetición obsedante de lo mismo.

5. La capacidad de servicio

Varios autores señalan la importancia de olvidarse un poco de uno mismo y poner energía en desarrollar una actividad de servicio por los otros. ["Con tu puedo y con mi quiero / vamos juntos compañero" (Benedetti).]

La asignación de tareas o la elección de un compromiso comunitario no sólo ayudan a desarrollar la compasión, el desinterés sano de uno mismo, la preocupación por el bienestar ajeno y muchos otros valores, sino que también, en lo que nos ocupa, enseña a las personas a ver la vida y su propia situación desde una nueva perspectiva. El paciente bipolar, haciendo estas tareas, se siente útil, valioso, puede ejercitar la constancia (que tanta falta le hace), se relaciona con otras personas y, especialmente, se siente dueño de un proyecto real y concreto que va ejecutando y en el cual puede verificar los logros.

Esto puede hacer la diferencia y es notable cómo el dar puede cambiar una vida. Una máxima judía reza: "Las acciones de dar son el fundamento de la vida" y el trabajo de servicio pone a las personas cara a cara con la experiencia amorosa del dar.

Hay que recordar que la bipolaridad nace a partir de una pena de amor y que la manía puede leerse como una negación de esa herida y la melancolía como el culparse por creer haber dañado lo que se amaba. Ambos extremos hacen inviable el contacto sincero con el amor, que es vivido, en cambio, como un "torbellino tormentoso".

Para reconciliarse con el sentimiento, poder sanar el egoísmo y amar a otra persona, lo primero que se tiene que lograr es estar en contacto estrecho, íntimo y sincero con ella (dificultad muy marcada en el bipolar). Y la vía del servicio va desbrozando el camino para permitirle acceder, luego, a relaciones de amor más ceñidas y personales.

Por otra parte, el servicio refuerza la autoaceptación y la autoestima. Al dar amor y preocuparnos por los demás, recibimos amor, gratitud y aceptación, y logramos mejorar nuestra salud física y psíquica así como alcanzar mejores niveles de balance emocional. Podría citar aquí numerosas investigaciones especializadas sobre este punto, en donde se demuestran los efectos terapéuticos del trabajo voluntario sobre el organismo, pero me parece mejor recomendarles un excelente libro de Douglas Lawson que se llama Dar para vivir.

Shakespeare dice que "es la mente que mantiene vivo al cuerpo". Debieron pasar siglos para que completáramos que son los vínculos (sanos) los que mantienen viva (es decir, sana) a la mente.

El servicio hace converger, en un mismo campo de experiencia, amor, relaciones, mente y cuerpo, y permite hacer fluir las energías estancadas, que se transforman en una acción productiva, que se traduce, así, en un avance importante en el equilibrio emocional de los bipolares.

(Material extraído de LA REDBIPOLAR)

el problema existe, pero tiene solución

‘ Una de las cosas fundamentales que tiene que cambiar en el futuro de la medicina es este enfoque en los genes como la solución a todas las enfermedades’

‘ Los científicos están examinando el cuerpo a través de la lente de la física cuántica y han descubierto que somos mucho más que máquinas bioquímicas’

‘ La materia es energía comprimida. La información son patrones de energía. Hay un fluido de información en nuestros cuerpos. La regulación de todo el organismo y la coordinación de todas las células se consigue con campos de información’ desde la física quántica nuestro cuerpo es energía comprimida, paquetes de energía que fluyen y cambian con un patrón armónico, eso son los genes.

Si todo es energía comprimida en pequeños bloques que fluyen y cambian a cada instante, ¿pero a que es debido esos cambios?

Evidentemente esos cambios, en gran medida son producidos por las relaciones con el entorno y nuestras experiencias.

Desde genética clásica se dice que los genes son responsables de las enfermedades, ¿mas no es posible que desde el visión mecánico quántica esos genes no sean deterministas si no que puedan producir o bien la enfermedad o la curación?.

La prevalecía de una enfermedad impuesta por el código genético es algo real, de alguna manera la opción de enfermar existe, aun así pienso que en el caso del espectro bipolar esta prevalecía no es determinista, el ser bipolar puede remitir, quizá la curación es improbable pues estamos predispuestos a sufrir cambios y digo predispuestos, tengo la intuición la desestabilización proviene de la incapacidad para traducir las experiencias positivamente en la psique del individuo.

Parece que el amor calma

En años recientes se han realizado apasionantes descubrimientos científicos acerca de una hormona cuyo sorprendente papel en el cuerpo humano, durante mucho tiempo, no se ha tenido en cuenta. Nos referimos a la oxitocina, la poderosa hormona responsable de nuestra relación con los demás, del sexo y del nacimiento, así como de la sensación de calma y relajación. Su acción es justo la contraria a la de la hormona del estrés, la adrenalina: la que desencadena los sistemas de «lucha o huida» en el organismo.
Se ha escrito mucho sobre ello, pero la importancia polifacética de la oxitocina, hoy por hoy, sólo es conocida por los profesionales de la obstetricia, de la psicología y por algunos psiquiatras.

tendremos que decir que todos buscamos la calma y la relajación, que nos proporciona un amor romamtico y armónico, por ello todos nos lanzamos a la busqueda de una relación de pareja, pues esta comprobado que nos produce estados que nos ayudan a ser felices.

ya decia yo que el amor calma sera por la oxitocina

Nuestros cuerpos están bien suplidos con la presencia de neurotransmisores y hormonas que facilitando la efectividad de sus actividades nos mejoran las actividades vitales